Cunqueiro, en castellano

Hace tiempo, en una de esas tertulias que tanto nos gustan, sobre literatura, surgió el tema de que es una auténtica pena que el idioma, los idiomas, se conviertan en banderas de confrontación. Ni qué decir tiene que los tertulianos éramos, todos, personas que a la hora de pensar en idiomas nos lamentamos de no saber más, para poder disfrutar de las obras originales.

No tenemos la suerte de hablar japonés para leer a Murakami, ni checo para entender a Kundera. Pero sí tenemos la suerte de poder leer a todos los autores latinoamericanos, tanto que escriban en Español, como que escriban en portugués, aunque esto último requiere un poco más de esfuerzo (la excepción obviamente son los textos en las lenguas indígenas, que ya nos gustaría entender el quechua y resto de lenguas propias). Eso supone ser capaz de leer en dos de las cinco lenguas más habladas del mundo, un privilegio. Y para muchos chicos, también está al alcance el leer en inglés, aunque esto último a algunos que peinamos canas nos produce una fuerte envidia.

Leer traducido está bien, pero no es lo mismo. Y leer traducidas algunas cosas, mucho menos. Si vas a leer ciencia ficción o una historia de amor urbana, pues casi da igual. Pero ¿Se puede disfrutar de las historias rurales de Cunqueiro en otro idioma? ¿Y de las de Castelao? ¿Se lee igual a Rosalía de Castro si lees «mi casita, mi chimenea»? Los textos más apegados al terreno, a sus gentes, a sus inquietudes, a sus amores, a sus desvelos, no suenan igual en otro idioma, por muy bueno que sea el traductor, porque ese idioma y esas personas  tienen un nexo indisoluble, unas no habrían evolucionado sin el otro y viceversa.

Aún así, las sociedades mudan, en Galicia hay muchos migrantes que no hablan gallego, del mismo modo que muchos gallegos son migrantes en otros países cuyos idiomas no hablaban inicialmente. Desgraciadamente, eso se extiende a muchos niños, nacidos aquí, que no hablan gallego o lo hablan peor que el inglés, como si fuese una lengua extranjera que estudias por obligación.

Sea como fuere, en algún momento esas personas que no hablan gallego pueden querer entender nuestra cultura, por qué somos como somos, ese modo de ser y de pensar que nos hace diferentes, ese «un galego nunca se sabe se vai ou ven», ese pesimismo crónico y a la vez esa tendencia a luchar que nos ha puesto en las crónicas de la historia, como las revueltas irmandiñas o el Nunca Máis.

Por eso es bueno que, no siendo óptimo, haya quien traduzca los cuentos de Álvaro Cunqueiro o los cuentos ilustrados de Castelao. Y quien sabe, quizás le entre el gusanillo de aprender esta lengua gallega que tanto se les resiste a pesar de vivir en Galicia. Desde esta humilde librería de A Estrada, os ofrecemos las obras traducidas, y por supuesto también las originales.

https://www.libreriafaro.com/es/libro/cosas_9740010169

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